6.16.2012

María Sabina


Mood: Worried
Book: Atlas Shrugged
Music: Chacha Slide / Dj Casper





Sin duda, cada uno de los hombres y mujeres que han dejado huella trascendente en esta época y aportado un conocimiento nuevo, crean controversia. Generalmente, cuando se escucha que existe un brujo o una hechicera de cierta "calidad" la gente se entusiasma y va en su búsqueda. Hay algunos brujos especialistas en magia blanca, que son los que se dedican a curar malestares naturales, incluso los causados por la magia negra, que es otra especialidad. Esta es la que suele atentar en contra de la vida humana.


En México, la herbolaria es rica en sustancia de todos órdenes, curativas y tóxicas, por lo que su conocimiento es variado y abundante a lo ancho y largo de nuestro territorio. En este terreno, un personaje cuya fama cruzó nuestras fronteras fue María Sabina, quien convirtió la sierra Mazateca, situada al noroeste del estado de Oaxaca, en el paraíso de los hongos alucinógenos, o como ella les llamaba "Niños Santos".


ELLA LES LLAMABA CON MUCHO CARIÑO


La simple existencia de los hongos alucinógenos, podía haber sido suficiente para fijarlos entre los vegetales tóxicos de alta peligrosidad, sin embargo, María Sabina les dio un sentido mágico y curativo.
Ella les hablaba con mucho cariño, les decía: "hongos niños", "Niños Santos" o de otras maneras, pero siempre con cariño. Asimismo los invitaba a salir para que vieran la bellísima puesta del sol. Ella les cantaba para tener contentos a sus "Niños Santos", les cantaba en mazateco, pues no hablaba español.
Cuando era niña sus padres eran muy pobres y no les alcanzaba para alimentar a la familia. La ración de comida era muy limitada, por lo tanto María Sabina y su hermana Ana María se quedaban siempre con hambre. Conforme iban creciendo, sus quehaceres en casa iban aumentando, cierto día las dos hermanas fueron hacia los cerros a cuidar animales, ahí observaron, por primera vez los hongos.


LOS HONGOS ESTABAN PROTEGIDOS POR LOS DIOSES


Ellas sabían, por sus antepasados y la comunidad, que los hongos estaban protegidos por los dioses. Un día movida porla curiosidad, María Sabina probó uno, le supo amargo pero sació su hambre, poco después se lo comentó a su hermana Ana María y comió uno también. Al transcurrir algún tiempo ambas se quedaron profundamente dormidas. Cuando sus padres fueron al cerro a traerlas se dieron cuenta que estaban dormidas pero no las castigaron por comerlos, ya que los hongos son benditos. Así pasaron días, meses y años.
En una ocasión que Ana María enfermó, María Sabina comió de nueva cuenta los "Niños Santos", fue en ese momento que sintió dentro de su cuerpo, lo que ella llamaba "cositas", rezó y le pidió a Dios su auxilio para curar a su hermana. Poco a poco sintió que podía hablar cada vez con mayor facilidad con El, se acercó a su hermana y los "Niños Santos" guiaban sus manos para apretarle las caderas suavemente, le due dando masaje donde su hermana le decía que le dolía.
María Sabina, hablaba, cantaba, sentía que cantaba bonito, en realidad decía lo que los "Niños Santos" le ordenaban cantar. Siguió apretando el vientre de su hermana y finalmente le sobrevino mucha sangre y agua. María Sabina nunca se asustó porque sabía que los "Niños Santos" la guiaban para curar a su hermana.


REZANDO Y PIDIÉNDOLE A SU DIOS SANABA A SUS ENFERMOS


Con el paso del tiempo María Sabina siguió comiendo los Niños Santos, rezando y pidiéndole a Dios la forma de sanar a sus enfermos. Poco después se casó con Serapio Martínez, un vendedor de ollas que viajaba por varias ciudades de México como Orizaba, Jalapa, Tecomavaca, Coxquihui y otros rumbos aledaños vendiendo su mercancía. En ese tiempo, María tuvo que dejar de comer los Niños Santos, ya que su esposo no entendía las razones por lo que lo hacía. Además de que no los podía comer y tener marido al mismo tiempo, eso se lo prohibió ella misma. No pasó mucho tiempo y su esposo falleció.


DESPUÉS DE 13 AÑOS DE VIUDA SE VOLVIÓ A CASAR...


Después de vivir trece años de viuda, durante los cuales siguió curando enfermos con los Niños Santos, se volvió a casar con un hombre de nombre Marcial, que era un brujo sumamente temido en la comarca.
En una ocasión su marido desahució a un anciano, porque sus brujerías no le sirvieron y María Sabina lo fue a ver.
Comió algunos Niños Santos y comenzó a orar una letanía de gran terapia sugestiva:
"Soy una mujer que llora, soy una mujer que habla, soy una mujer que da vida, soy una mujer que golpea, soy una mujer espíritu, soy una mujer que grita, soy Jesucristo, soy San Pedro, soy un santo, soy una mujer muñeca, soy una mujer reloj, soy una mujer pájaro, soy la mujer Jesús, soy el corazón de Cristo, soy el corazón de la virgen, soy el corazón de nuestro Padre, soy la mujer que espera, soy la mujer que se esfuerza, soy la mujer de la victoria, soy la mujer del pensamiento, soy la mujer doctora, soy la mujer Luna, soy la mujer intérprete, soy la mujer estrella. Soy la mujer del Cielo".
Y con esto finalizaba su letanía, y curó al enfermo.


INGERIA LOS HONGOS CON DEVOCIÓN Y ORABA


Fue así como empezó a aprender la manera de curar, ingería los hongos con devoción y oraba. Terminando María Sabina entraba en trance y se comunicaba con las "cositas" o con Dios para pedirle cómo podía curar a esa persona. Él le indicaba con que plantas preparar sus medicamentos, con los cuales era posible curar todos los males que tenían sus pacientes. Generalmente les daba pócimas preparadas por ella misma, a partir de las instrucciones de Dios, y en algunas ocasiones cuando llegaba una persona con un mal que ya había sanado anteriormente; le daba el mismo brebaje que a la persona anterior.


COMENZÓ A COBRAR FAMA COMO HECHICERA


Su marido, el temible brujo del lugar, se indignó ante la curación que logró su esposa y lleno de celos profesionales, rompió la vasija con los hongos que usaba María Sabina y le prohibió volver a curar, sin embargo ella debía cumplir un destino. Y como facilitar su labor, su esposo fue asesinado por un marido celoso: el señor Marcial era muy mujeriego.
Ahí terminó su vida de mujer casada y comenzó a cobrar fama como hechicera.
Su jacal se vio siempre lleno de gente de muchos lugares. Cierto día había una enferma en el pueblo y sus parientes le pidieron que fuera a verla, para lo cual ella llevaba un canasto lleno de Niños Santos. Al llegar, María Sabina se encontró con un médico de la capital que no podía curar a la paciente.
Este se hizo a un lado para dejarla pasar y sólo observaba como sanaba a la enferma. A los tres días la mujer estaba completamente sana.
Días después María Sabina iba caminando con uno de sus nietos cuando un paisano le dio un tiro con su pistola y cayó herida. La llevaron con el médico del pueblo, quien extrajo la bala, con lo cual sanó.
A partir de ese momento hubo entre María Sabina y el doctor un gran lazo de amistad, pues se dieron cuenta que con los conocimientos de los dos podían ayudar a mucha gente.


SU FAMA SE ESPARCIÓ POR EL MUNDO


Infinidad de científicos fueron a ver a la famosa hechicera de los hongos para comprobar su autenticidad o su charlatanería. En 1955, dos norteamericanos fueron a Huautla, Oaxaca, logar donde habitaba MAría Sabina: Allan Richardson y M.R. Wasson.
Las visiones que lograron describir con tanto detalle y admiración por el mundo científico de la época, al grado que la fama de que ella gozó se debió a esa situación, ya que estas personas probaron científicamente que los enfermos sanaban en realidad mediante los conocimientos de María Sabina.
Se han escrito muchos libros respecto a ella, las publicaciones más prestigiadas en el mundo se han ocupado de su trabajo y virtudes.
María Sabina nunca fue rica, no lucró con los Niños Santos, pues se le pagaba con botellas de aguardiente o con lo que la gente del pueblo podía pagar. Desentrañó un mundo que para los ojos del pensamiento occidental estaba veado, reveló el sentido y funcionamiento de los Niños Santos en una región hasta la fecha olvidada de la sierra de Oaxaca.





~Mundo Esotérico No. 25 // Noviembre 1996


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